Diario Visual: San Sebastián.

Antes de Navidades, mi novio y yo hicimos una miniescapada con la familia de él a San Sebastián, una de las ciudades españolas que más ganas tenía de visitar. El norte de España en general me encanta, y me daba la sensación de que San Sebastián iba a ser una de esas ciudades que se te quedan dentro. Y no me equivocaba.

Yo soy de esas a las que les gustan los cielos con nubes pero que permiten el paso de la luz, y los días de frío pero con sol. (Odio el verano y el calor, por eso me encanta el norte). Por eso San Sebastián me conquistó: por esos cielos azules y rosas, por el turquesa del agua, por las canciones de La Oreja de Van Gogh que no me paraban de venir a la cabeza (''tengo aquí bajo mi almohada tu fotografía frente a Santa Clara''...). Era viernes por la mañana y La Concha estaba más o menos vacía, y casi parecía que te obligaba a pasear despacio y a sentirte en conexión con el mundo (hasta que mi novio vio a un hombre que se parecía a Serrat y casi le da un infarto propio de una fan quinceañera y se nos acabó la paz).

Cuando digo que fue una miniescapada, quiero decir que estuvimos en San Sebastián dieciocho horas antes de volvernos a Madrid, por lo que mi visita se redujo a La Concha, algunos sitios de pinchos y mi habitación de hotel. Yo creo que incluso mejor así, porque estoy deseando volver y hacer una entrada de blog en condiciones.

¿Has estado en San Sebastián y posteado sobre ello en tu blog? ¡Me encantaría leerlo!