Para el puente de Halloween de este año, mi novio y yo -que tuvimos que renunciar a las vacaciones de verano por el tema de la mudanza- decidimos escaparnos unos días a algún sitio que estuviera cerquita pero que nos diera la impresión de haber viajado lejos. Oporto nos pareció el destino perfecto, porque a ambos nos apetecía mucho visitarlo y el viaje no duraba mucho (¡además los billetes estaban increíblemente baratos!).
Con este viaje inauguro la sección del Diario Visual, imágenes y momentos de mis escapadas y viajes fuera de Madrid y también de mis paseos por la ciudad.
El primer día fuimos paseando al Mercado de Bolhao, que estaba al lado de nuestro hotel y la verdad es que era una preciosidad, con todos esos puestos llenos de color y de luz. El hecho de que estuviera al aire libre lo diferenciaba bastante de otros mercados del estilo que he visitado en España, pero aun así para nosotros no era tan novedoso como para los turistas americanos, quizá porque estamos acostumbrados al estilo de mercado ''de pueblo''. Teníais que haber visto a algunos americanos cómo miraban los puestos y a los tenderos manipulando la verdura y el pescado.
En Oporto todo lo que se suele visitar está bastante cerca y no cogimos el metro más que para llegar al hotel desde el aeropuerto. Las calles eran muy muy bonitas y un poco decadentes, con muchos edificios abandonados y sin restaurar, que tenían unas fachadas increíbles. La gente, terriblemente alegre, contrastaba mucho con las casas, si no hubiera habido gente casi habría parecido una ciudad fantasma del siglo pasado, pero la vida y el ruido en las calles te traen inmediatamente de vuelta a nuestro tiempo.
Visitamos también la Estação de São Bento y a mí, que me encantan los trenes y el ambiente de las estaciones y los aeropuestos, me encantó. Como en todo Oporto había algo que me transmitía muchísima tranquilidad, mucha paz. A pesar de ser una estación de tren la gente no tenía prisa, paseaban tranquilamente por el andén y se tomaban su tiempo para disfrutar de la vida. La luz era preciosa y al fondo se veían unas casitas en lo alto de la montaña que me tenían enamorada.
¡El viaje dio para tanto que aún me quedan muchas fotografías por compartir! Incluso me atreví a grabar un pequeño vídeo, pero no tengo mucha experiencia y mi pulso no es de los mejores...
¿Qué te ha parecido? ¿Has visitado Oporto alguna vez? Si escribiste sobre ello en tu blog, me encantaría leerte.
Vaya fotones, chiquilla...
ResponderEliminar¡Gracias Laura! A ver si sacamos un huequín para la colaboración! <3
EliminarYo estuve de Erasmus en Portugal,y visité Oporto varias veces,es una ciudad preciosa,pero es verdad que hay muchos contrastes,como bien dices,hay edificios con fachadas de azulejos preciosas que se caen,y eso da un poco de pena,pasa lo mismo en Lisboa, se vé que fueron grandes ciudades importantes en el pasado,pero que llevan mal el paso del tiempo.
ResponderEliminarMi zona preferida de Oporto es la Ribera,espero que tengas alguna foto de alli, porque tus fotos son preciosas!
P.D: me encanta tu blog
Opino igual, mi novio me dijo que tenía aspecto de ciudad colonial latinoamericana y la verdad es que tiene razón, aunque el estilo decadente a mí me gusta bastante. Sí que tengo algunas fotos de la Ribera, en próximas entradas las compartiré!
EliminarMuchas gracias por pasarte y por el halago <3
¡Besos!
Vaya fotos que te gastas. Envidia sana nivel máximo ahora mismo.
ResponderEliminar¡Jo gracias María! No sabes lo amor que eres. Muchas gracias por pasarte, en serio♡
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