Hoy visita la sección de Invitados de Dear Julia Eva Vilor, una estudiante de Traducción e Interpretación con mucha afición (y talento) por la fotografía. Si sigues mi trabajo sabrás que me gusta mucho la fotografía conceptual, aunque ahora ya no tenga tanto tiempo como antes para crear, y cuando descubrí el perfil de Eva en Instagram los ojos me hicieron chiribitas. Como para mí, para Eva la fotógrafa británica Rosie Hardy es un referente y una inspiración enorme, lo que sólo puede significar una cosa: que su trabajo me va a enamorar desde la primera foto. Sigo a Eva desde hace ya unos meses (de hecho la recomendé en este post) y su trabajo me ha maravillado desde el principio, así que no podía guardármela sólo para mí. ¡Aquí tienes a Eva y a sus fotografías, que espero que te gusten tanto como a mí)
(Todas las fotografías de este post pertenecen a Eva Vilor. Puedes seguir su trabajo en su cuenta de Instagram).
Cuando
Julia me invitó a
participar en su sección
de invitados, pensé dos
cosas. La primera de todas fue:
¿por
qué yo?
¿qué
le
habrá llamado
la atención
de mis fotos a Julia para querer colaborar conmigo, pequeña
usuaria de Instagram aficionada a la fotografía?
Lo segundo que pensé
fue:
definitivamente, algo debe de haber en mis fotos para que aún
así,
me proponga colaborar con ella. Así
que
ante todo, gracias Julia, por haberme hecho un pequeño
hueco entre tanto talento.
Siempre
tuve la obsesión
de querer crear, pero por mi propia cuenta, sin que nadie me enseñara
a manejar nada. Estaba convencida de que curioseando con la cámara,
o con Photoshop, poco a poco iría
entendiendo la función
de cada herramienta, y que en el fondo, esa era la emoción
de lo que consideraba los primeros pasos en la fotografía.
Apuntarme a un curso de iniciación
le habría
quitado toda la magia al momento de mirar mi propia réflex
y ni siquiera ser consciente de lo que sería
capaz de hacer con ella.
Y
así empecé
subiendo
mis primeras fotos,
esas
fotos que todos hemos hecho con una cámara
recién
regalada; «selfies»
en
el espejo o fotos a nuestros animales, a mi recién
estrenada cuenta de Flickr. Ahí
fue
donde acabé descubriendo
la que, a día
de hoy, sigue siendo mi mayor referente en este arte, Rosie Hardy y
el tan nombrado Fine Art. Fue tras recorrerme su cuenta, de principio
a fin, cuando supe que ninguna rama de la fotografía
me gustaría
tanto como el de retratar lo inrretratable. La creación
en todo su esplendor, la materialización
de nuestros sueños,
a los que tanta importancia les doy hoy en día.
Y con paciencia y mucha práctica,
poco a poco conseguía
resultados que, lejos de lo académicamente
bien editado, me gustaba a la vez que gustaba a otras personas.
Quizás
tardase el triple de tiempo en editar una foto que alguien con
formación
habría
hecho en un abrir y cerrar de ojos, o quizás
utilizase una herramienta distinta para llegar al mismo resultado que
yo. Pero me gusta pensar que al fin y al cabo, mis fotos son un
reflejo de mí misma
y del camino que yo misma he tomado: versátiles,
espontáneas
y sobre todo, imperfectas. Porque ya lo dije una vez «si
yo no me considero perfecta, ¿por
qué iban
a serlo mis fotos?».
En
5 años
de fotos, nunca he dejado de aprender, siempre por mi cuenta o
incluso por serendipia, y poco a poco le fui dando importancia a
ciertos elementos en la foto que antes descuidaba: la luz, los
colores o la naturalidad. Maneras de editar que, al final, acaban
definiendo tu propio estilo.
Y
me encantaría
que quien leyera este post, por un momento pueda ver la fotografía
como a mí me
gusta verla -si es que no la ve de mi misma forma-, algo libre,
salvaje, más
bonito cuanto menos reglas la rijan y cuyas bases partan,
simplemente, del ingenio y la creatividad de quien sostenga la
cámara.
Ya sabéis,
las fotos más
bonitas surgen cuando y como menos te lo esperas…
¿Qué te ha parecido el trabajo de Eva? ¡Cuéntamelo en los comentarios!
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